Triste, desolada. No hay palabras que reflejen fielmente el nivel de decepción en el que me encuentro. Soy una exagerada, lo cual es fruto de lo criticona que soy, pero no por ello lo que digo es menos cierto.
Voy a contaros de forma positiva las impresiones que inicialmente tenía de este bar y, sintiéndolo mucho, no voy a poder guardarme esas razones por las cuales no puedo evitar sacarme la cabra.
¡Y no me gusta sacar la cabra! Aunque parezca mentira prefiero salir contenta y satisfecha de un establecimiento que dejarme llevar por esos demonios tan españoles que le proporcionan un perverso gusto a esto de criticar negativamente.
¿Recordais El Güevo? Célebre bar de noche ubicado en la Calle Paraíso durante muchísimos años... ¡Pues ya no está! En su lugar ahora encontramos este bar llamado Quintos y Tapas, mucho más bonito, llamativo y cotidiano (entendiendo por cotidiano un bar que no es específico de copas y fiesta).
Estéticamente no se le puede sacar un solo fallo. Imagino que Mahou tiene buenos decoradores en nómina, este bar está exclusivamente patrocinado por ellos. A pesar de que el logotipo de la conocida marca se encuentra en absolutamente todos los rincones del lugar, en ningún momento se hace pesado o agobiante. Es tan bonito y original que si le ponemos nota a la primera impresión que nos llevamos es un 10. Podríamos pensar que nos gusta tanto debido al gran cambio que se observa en comparación con lo que había ahí antes, pero no, al margen de cualquier comparación la nota sigue siendo de sobresaliente.
Precios muy accesibles para tratarse de un bar en plena calle Paraíso, ya sea en bebidas o en comidas. Si no lo sabéis, en esa calle hay un par de establecimientos de tapas muy conocidos, ¡pero cuyos precios son desorbitados! Ahora, eso sí, son precios que merece la pena pagar. (Si algún día queréis daros un capricho os recomiendo que os paséis por La Taberna del Hidalgo, sus canapés y tapas son ligeramente caros, pero impresionantes.)
En Quintos y Tapas tenemos gran variedad de raciones para elegir:
Por 3,50€ encontramos huevos rotos, jijas, patatas arrugadas o bravas… a 4€ raciones de torreznos o chorizo y, por un par de euros más, también hay de croquetas, calamares, tigres, mejillones, oreja, cecina… No me voy a explayar contándoos toda la carta, sólo pretendo reflejar la idea… pero ya sé lo que estáis pensando, no es tan asequible como he dicho. Me explico: cuanto a cantidad y calidad las raciones son generosas y adecuadas al precio lo cual lo hace más barato en comparación con muchos sitios.
Si vas con amigos y os gusta la cerveza tienen cubos de 5 mahou de quinto por 5.50:
Y si tan positiva es esta descripción inicial… ¿por qué dije en un principio que estaba desolada?
Pues porque cuando el comportamiento de algún empleado es cutre, eso puede ser letal para un sitio. No me voy a meter con ninguna persona, creo que la selección del personal es tan importante como la selección de los productos que vendes y la decoración que le das a un bar. Los empleados son una importante parte de la imagen que tiene un sitio y, por tanto, no se puede separar de la crítica de un bar el comportamiento de un camarero.
Si por políticas internas se prefiere que el cliente pague al ser servido, hay formas convenientes de hacérselo saber al usuario… formas que deben de ser tan sutiles y delicadas que si no lo sabes hacer bien es mejor que desistas de ese propósito y permitas que el cliente pague cuando termine.
Si es el propio camarero el que, nada más hacer el pedido y sin haberte servido aún, te dice que le pagues, te están llamando delincuente a la cara. ¿Es exagerada esta observación? Para nada, un lugar de ocio es un lugar donde estar a gusto, y si parten de la premisa de que vas a irte sin pagar, ya no vas a estar en un lugar acogedor y cómodo y el próximo día fácilmente buscarás otro sitio en que pasar un rato tranquilo.
El trabajo de un camarero implica muchísimas cosas que la gente desconoce: servir de manera correcta y eficiente, buen trato con el cliente, limpieza de los utensilios, limpieza de las mesas… y estar pendiente de todo el mundo: quién entra, quién sale, quién paga, quien aún no ha pagado… En definitiva, no es sencillo, pero tampoco se puede pretender que el trabajador tome una vía rápida hacia la comodidad y tranquilidad mediante el cobro por anticipado.
Si bien es cierto que esto sólo ha sucedido un día, es desgraciadamente real que un solo error puede echar por tierra todo recuerdo positivo que una persona puede albergar en su memoria. Yo no quiero caer en ese error y os resalto que, así como este día nos han tratado de esta manera tan desabrida, otros días el trato ha sido bueno y agradable, no nos han cobrado por adelantado ni nos han hecho sentir a disgusto. Puede que lo aquí relatado haya sido una desafortunada excepción… pero ha sucedido así y yo no puedo callármelo.
No sólo hubo fallos en cuanto al trato recibido. En principio los huevos rotos que sirven son una maravilla, puedes acompañarlos con hongos, jijas, jamón o foie. Los probé con hongos hace unos meses y eran una delicia, estaban bien hechos, las setas tenían un sabor exquisito y la sartén era generosa. Pero este último día los pedimos con foie y no me gustaron nada… semichamuscados, las patatas a medio hacer y el foie no se veía por ningún lado. ¡Un desastre!
Sin más miramientos y a pesar de la intención de pedir otro cubo de botellines que al final evidentamente no quisimos, nos fuimos sin ganas de volver. Una verdadera lástima para un sitio que en un principio me gustó tanto. No os preocupéis, algún día me animaré a darle otra oportunidad... algún día, cuando mi cabra y yo dejemos de llorar.
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